lunes, 4 de mayo de 2009

El tercero en discordia

Históricamente, las glorias tenísticas llegan en pareja: Borg y McEnroe. Lendl y Becker. Sampras y Agassi. Más reciente, Federer y Nadal. Paralelamente, suele haber un tercero en discordia que vive a la sombra de los dos grandes, siempre quedándose corto en cuanto a logros se refiere.
Ese rol en el tenis de hoy lo tiene Novak Djokovic, un tipo con mayor carisma y simpatía que el español y el suizo juntos, pero al que le tocó un pésimo timing en su búsqueda por el primer sitio del ranking masculino.
Para el serbio, la Final del Masters de Roma entre Nadal y Djokovic fue la crónica de una derrota anunciada. El duelo entre el combativo y el corajudo. Djokovic tuvo dos chances para quebrarle el saque a Rafa y obtener una ventaja definitiva en el primer set... pero se le fue vivo. Luego, en el segundo, también lo tenía contra la pared y lo volvió a perdonar. Y con Nadal, que no perdona ni en Cuaresma, el desperdicio fue su perdición. Era cuestión de que las cosas cayeran en su lugar.
Después de años de dominio de Roger Federer, Nadal ya se adueñó del trono y parece que será por un buen rato. Su potencia y precisión en los momentos decisivos son únicas, cualidades aprendidas con base en el ensayo-error durante años de derrotas ante Federer. Sólo queda en suspenso su capacidad para mantenerse entero físicamente y reducir su vulnerabilidad a las lesiones, su punto débil.
Mientras Nadal se regodea en la cima, a Djokovic le toca el papel de "chistocito". Por el momento, no le hace mal a él ni a nadie que sea el centro de atracción por sus imitaciones y vaciladas. O por sus comerciales (A Nadal sólo le interesa proyectar la victoria aunque sea con Cola-Cao o Mapfre, en tanto a Djokovic se encarga del humor con Head).
Está bien si es lo que quiere ahorita. Pero llegará un momento en que deberá tomársela más en serio y azotar menos la raqueta. Porque si no se ocupa en alcanzar a los de arriba, tarde o temprano Murray, que en este momento está abajo, lo va a alcanzar... o rebasar.

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