En medio de gigantescas nóminas y directivas consentidoras en el fútbol mexicano, el caso del Puebla es para comentarse. Jugadores de desecho, dirigentes que se demandan unos a otros, sueldos caídos y un entrenador desconocido, son algunas de las características del Puebla, que hoy por hoy tiene un pie en las semifinales.
Los poblanos estaban destinados a descender, a mitad de temporada y con tantos problemas internos parecían condenados, pero luego de la victoria de esta noche ante Monterrey, sus alcances parecen no tener límite.
Puebla, a diferencia de Necaxa o Tigres, se armó con jugadores con hambre de revancha, futbolistas que vieron pasar sus mejores años y que darían todo por permanecer en Primera División. Las millonarias contrataciones de Rayos o los felinos sólo trajeron sujetos que buscaban desde hace tiempo un equipo con el cual contratarse luego de que su equipo descendiera.
El entrenador del Puebla, José Luis Sánchez Solá, es el artífice de este milagro, un gran motivador, que también ha demostrado tener conocimientos estratégicos.
Hasta dónde llegarán los Camoteros, es difícil de saber, pero este cuadro, sin ninguna expectativa es el que le ha puesto el sabor al torneo mexicano.
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