martes, 24 de marzo de 2009

Cuenta que presagia ponche por Roberto Zamarripa

La noche del miércoles 11 de marzo, luego de tomar venganza de Australia al derrotarla por 16 carreras a 1 en el Mundial de Beisbol, los jugadores de la selección mexicana de beisbol pasaron a cenar. Arrinconados en un salón anexo al dogout, entre hieleras y cajas, sentados en sillas de plástico, raspándose los codos de tan cerca que estaban, los hermanos Adrián y Edgar González encabezaban al grupo de beisbolistas que devoraban pedazos de pollo con arroz servidos en platos de unicel. Edgar, un tijuanense de 30 años de edad y cejas paradas, había producido tres carreras esa noche y gozaba de la hazaña. Meneaba los hombros mientras deglutía al ritmo de "El Sinaloense", himno de batalla que entonaba una pareja de músicos, un acordeonista y un guitarrista, con sombreros norteños, que recorría dificultosamente el diminuto cuarto de seis por seis donde cenaban los beisbolistas. Más allá de lo festivo, era evidente la improvisación donde la comida estaba encima de cajas de cartón en lo que al parecer era una bodega y no un comedero anexo al vestidor. Así es el Foro Sol, un escenario que igual tiene conciertos, que carreras de autos o juegos de pelota. Qué más da.
Desde luego que fue un acierto contar con la sede eliminatoria del denominado Clásico Mundial de Beisbol, pero la improvisación selló al equipo no sólo en infraestructura sino en su preparación. Apenas cinco partidos previos con la pléyade de estrellas reunidas, la nominación de un manager (Vinicio Castilla) más famoso que efectivo, y con peloteros más preocupados por sus contratos en las Grandes Ligas que por su desempeño como seleccionados.
(Al jardinero sonorense Alfredo Amézaga su equipo Marlines de Florida lo sacó de la selección nacional por lesionarse una rodilla. A Erubiel Durazo, jugador de Sultanes de Monterrey, fracturado en la muñeca izquierda por un bolazo de un descontrolado pitcher sudafricano, lo atendió la Providencia. No tenía seguro médico ya que no participa en Grandes Ligas).
¿Y la Federación Mexicana de Beisbol (FMB)? Presidida por el Teniente Coronel Alonso Pérez, quien a su vez es el titular de la Codeme, la FMB padece las atrofias de la burocracia del deporte mexicano y es débil su peso para promover y defender una selección competitiva, bien preparada y digna de representar a México. Aunque la nómina del equipo prometía mucho, México fue eliminado en San Diego por Cuba.Corea del Sur, favorito en el Mundial que hoy concluye, tiene beisbol profesional apenas desde 1982.
Ahora pelea campeonatos, fue semifinalista en el Mundial del 2006, campeón olímpico Beijing en 2008 y muestra una enorme destreza en su juego de conjunto, rápido, inteligente, preciso y contundente.La mayoría de sus jugadores pasan de ligas universitarias -donde está el cimiento de su éxito- a la liga profesional local como Kim Tae Kyun, poderoso bateador que proviene de ligas universitarias o Kim Jun Soo, de 21 años de edad, que apenas hace cuatro años fue el mejor jugador estudiantil.
En México el beisbol profesional tiene 84 años de establecido, a diferencia de Corea donde llegó hace 26 años. Tres afluentes lo hicieron crecer: Estados Unidos desde el norte entrando por Sonora o Tamaulipas. Cuba, entrando por Veracruz y peloteros de la Liga Negra -integrada por aquellos negros discriminados en Grandes Ligas en las primeras cuatro décadas del siglo XX. (Para mejor información ver el extraordinario libro El brillo del diamante, escrito por el beisbolista Ramón El Abulón Hernández y por Jorge El Biólogo Hernández).
Con esas espléndidas influencias, el beisbol mexicano tuvo épocas doradas durante cinco décadas del siglo pasado pero tal parece que aún no sutura la herida abierta en julio de 1980 cuando surgió la Asociación Nacional de Beisbolistas (Anabe), dirigida justamente por El Abulón Hernández y que los dueños de equipos quisieron aplastar en su momento.
Desde entonces el beisbol no es igual en México, agudizado por la carencia de una infraestructura institucional y la atrofia de la FMB cuyos estímulos al béisbol infantil, estudiantil, universitario o popular son exiguos. Los éxitos beisboleros son producto de esfuerzos individuales y acaso de empresarios que arriesgan por su propia cuenta.
Del fracaso mexicano en el Mundial -con dinero público incluido- no hay ni rendición de cuentas ni debate ni explicaciones. En Cuba hay una revolución por la eliminación de su equipo; Hugo Chávez truena contra los organizadores por la derrota de Venezuela. En Dominicana piden cabezas por el fracaso de su novena.
La crisis del beisbol mexicano va para tres décadas. La FMB no ata ni desata, las ligas profesionales o semiprofesionales (Mexicana o del Pacífico, además de las del sureste), sobreviven con esfuerzos aislados y denodadas entregas de muchachos que quieren abrirse paso en un deporte que tiene historia, arraigo, emoción colectiva y afición fiel. Y que merece otras respuestas.

1 comentario:

Anónimo dijo...

muy buena nota... y para los que quieran seguir al abulon Hernandez le dejo esto :
http://www.facebook.com/pages/Ram%C3%B3n-El-Abul%C3%B3n-Hernandez/422803704410413?ref=hl#!/pages/Ram%C3%B3n-El-Abul%C3%B3n-Hernandez/422803704410413