martes, 8 de julio de 2008

Lección española

“El político piensa en la próxima elección; el estadista, en la próxima generación”. Otto von Bismarck.

Después de ver la Eurocopa disputada en las canchas suizas y austriacas y en cual se demostró el mejor futbol posible en el mundo y la coronación de la selección española sólo nos queda preguntarnos si algún día en México tendremos una generación de deportistas exitosos, tal como hoy los tienen los españoles y como nación.
España atacó con la pelota, defendió con la pelota y descansó con la pelota. Si el futbol hablara le hubiera dado las gracias por refrescar el juego de una manera tan convincente. El futbol no habla, pero el mundo sí, y todavía siguen llegando mensajes de admiración hacia ese estilo tan atractivo con el que supo imponerse. En tres semanas, esa Selección se quitó un triste peso de encima (nadie lograba tomársela en serio) y se puso un glorioso peso encima (es vista como una referencia). No hay que olvidar que en la última Eurocopa llegó a parecer fácil. Jugando así, lo es. Difícil, lo que se dice difícil, es ganar jugando mal. Y a la historia le sobran ejemplos.
Una colectividad dispersa, que aguantó setecientos años de dominación árabe, que se rigió bajo el sistema monárquico, que resistió el yugo del invasor, que padeció una Guerra Civil y una larga dictadura, en algún momento decidió ponerse de acuerdo.
Los expertos en temas políticos colocan como el momento clave, una vez instaurada la democracia, el famoso “Pacto de la Moncloa”, una especie de “operación cicatriz” donde todos los actores de la sociedad española acordaron dejar atrás los agravios y mirar para adelante.

Basta mencionar algunos ejemplos: Y hoy, en la época gloriosa de Rafael Nadal y de Fernando Alonso, de Pau Gasol y de Alberto Contador, de Morante y José Tomás, entre otros.
En México –a diferencia de Chile, por ejemplo- no hay un consenso de hacia donde debe marchar el país. No hay acuerdo sobre qué hacer con los pobres, con el petroleo, con la industria privada, con los emigrantes, con las escuelas, con la policía. Los mexicanos –es duro reconocerlo- no nos hemos puesto de acuerdo en lo más básico.
El deporte mexicano no es la excepción y lamentablemente el éxito de los atletas sólo es en los deportes individuales demostrando una vez más que como conjunto no solemos funcionar adecuadamente.

Ojalá logremos aprender de la lección española: como país y en el deporte. ¿Será?

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