domingo, 5 de julio de 2009

Federer, la parte humana de un grande

La parte humana de Federer ha crecido a la par que los títulos. En 2003, creó su Fundación para ayudar a los niños más necesitados de Sudáfrica, país de su madre Lynette. Tres años más tarde, y gracias a su imagen sana e intachable, Unicef le convirtió en uno de sus embajadores. A pesar de no residir en Suiza, prefiere el calor de Dubai, y saltarse algunas eliminatorias de Copa Davis, el jugador es un ídolo en su país, donde cuenta con su propio sello por sus ya seis victorias en Wimbledon. En los Juegos Olímpicos de Atenas y también en los de Pekín, el Comité Olímpico helvético le concedió el honor de ser el abanderado en la ceremonia inaugural. En un palmarés inigualable sólo le queda espacio para dos nuevos retos: la Copa Davis y la medalla de oro en Londres 2012 y sobre la pista central del All England Club. "Sería una bonita manera de decir adiós". Palabra del Dios de la raqueta.

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