lunes, 15 de junio de 2009

Kobe: mucha pieza

Basquetboleros mexicanos, quitémonos por favor, aunque sea tantito de la mente, a Michael Jordan y las inevitables comparaciones con cuanta estrella de la NBA se aparece.
¿Ya? Ok. ¿Para qué? Pues para disfrutar de la vida y obra de Kobe Bryant, un grande de las duelas, de la altura de los más picudos de los picudos, y que ahora ha demostrado que no depende de nadie en particular para llegar a lo más alto de la Liga.
Los Lakers se pusieron las pilas, dejaron a un lado todo ese romanticismo de coronarse en casa, y decidieron liquidar al Magic de Orlando en cinco juegos. Y particularmente en este juego, no hubo fuerza que pudiera contener a un equipo extremadamente ordenado, y cuyo mayor mérito radica en que cada quién sabe su rol y lo desempeña con exactitud.
Kobe, claro está, es el paladín de los puntos y de 30 no debe bajar para que los Lakers cuajen. Gasol, Bynum y Odom se dedican al trabajo sucio y a aplacar a los grandes de la pintura. Ariza es la chispa espontánea. Farmar, Vujacic y Walton son el refuerzo, y Fisher... Fisher es el "Pippen" de Kobe.
También está el mérito del Señor de los Anillos: Phil Jackson, quien se puso buzo y se pepenó a la hija del dueño y no por eso descuidó su chamba en el banquillo. Los años ya se le ven en la cara, pero también su experiencia en el desempeño de sus pupilos.
Hambrientos tras la dolorosa derrota del año pasado vs. Boston, los Lakers se pusieron las pilas y tras una brillante campaña despacharon a Utah, se batieron contra Houston, se aplicaron contra Denver, y la tuvieron papa contra Orlando que trae un equipo que promete para el próximo año.
Ahora sí, no hay argumento que demerite a Kobe, un atleta excepcional cuyo nombre está listo para entrar a la historia por la puerta grande.

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