viernes, 25 de septiembre de 2009

El futbol es el espejo de los latinos

“¿En qué se parece el futbol a Dios? En la devoción que le tienen muchos creyentes y en la desconfianza que le tienen muchos intelectuales. Eduardo Galeano, escritor uruguayo.


En lo que va de 2009 en Ciudad Juárez, Chihuahua, se han registrado más de 1600 asesinatos. Esta localidad es la más violenta de México y una de las urbes más peligrosas de todo el Mundo.
El 17 de mayo, día que el equipo de fútbol local, Indios, derrotó al súper favorito Toluca para avanzar a las semifinales, no existió por única vez en el año un sólo homicidio en la ciudad. Así de importante es la convocatoria del fútbol en México.
En Argentina, la presidenta Cristina Fernández de Kirchner, decidió comprar los derechos de transmisión televisiva de los clubes de la primera división de fútbol con un costo superior a los 161 millones de dólares por año al erario público. Esta polémica decisión se dio en un periodo crítico de la presidencia por la situación económica que tiene a un 40% de los argentinos en la pobreza.
Después del anuncio, la popularidad del gobierno aumentó entre los sectores más desfavorecidos de la sociedad, que ahora pueden ver los partidos de su equipo en televisión abierta. La estrategia política resultó a la perfección, pues algo tan trivial como el fútbol, para el pueblo argentino resultó más importante que graves problemáticas sociales y económicas.
En Latinoamérica el fútbol es un fenómeno que rebasa por mucho la esfera de lo meramente deportivo, la pasión que despierta permea en muchos más aspectos de la sociedad como la seguridad, la política o la economía.
El pasado 12 de agosto, la selección de México enfrentó a su similar de Estados Unidos por las eliminatorias al Mundial de Sudáfrica 2010. La efervescencia que despertó ese partido llegó a límites insospechados. No había otro tema del que hablar entre la gente y los medios de comunicación previo y días después a la victoria del equipo local 2-1 en el Estadio Azteca.
Para muchos mexicanos, ese triunfo sobre la selección de Estados Unidos representa más que un partido de fútbol, es la oportunidad de vencer en algo a la súper potencia mundial. Significa por un momento dejar de ser la eterna víctima para convertirse en el verdugo de un país que siempre está por encima en todos los aspectos de la vida.
A pesar de que el partido se llevó a cabo en un día y hora hábil, las calles lucían desoladas en la gran Ciudad de México durante su desarrollo y una vez concluido, miles de aficionados salieron a las calles y al Monumento del Ángel de la Independencia para celebrar, aunque esa victoria no les aseguraba su clasificación al Mundial.
En Centroamérica existe en los anales de la historia una llamada 'Guerra del fútbol', que dejó más de 6 mil víctimas por un conflicto armado entre Honduras y El Salvador. Aunque las razones de la campaña militar no tuvieron nada que ver con el deporte y sólo coincidieron con un partido rumbo al Mundial de México 1970, la pasión por el balompié originó que la creencia de que se trató de un problema originado en una cancha trascendiera hasta nuestros días.
"Para comprender a una sociedad hay que entender la forma en que se apasiona, se divierte, cuáles son sus ilusiones populares y el fútbol es eso ". "Eso es lo valioso del fútbol, aunque a veces se sale de control y se dan los fenómenos de la violencia, racismo y xenofobia, porque es un espejo de la sociedad y no deja de reflejar sus problemas", dice Juan Villoro, escritor y cronista mexicano, que ha dedicado varias de sus obras al estudio del fútbol como fenómeno social en Latinoamérica.
Acudir a encuentro de fútbol en la región: desde las inmediaciones del estadio, la reventa, el colorido, el comercio informal, el comportamiento de los jugadores, aficionados y medios de comunicación, no es más que tomar una radiografía de la sociedad en la que vivimos.

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