lunes, 19 de enero de 2009

Kaká: ¿reventará el mercado futbolero?

“El futbol es el deporte más barato del mundo. Pero la pelota tiene mágicos poderes y puede hacer brotar mucho dinero del pasto”. Eduardo Galeano.

Las redacciones de todos los periódicos europeos, y el mundo futbolístico entero, anda esperando lo que puede ser la noticia deportiva del año: el que fuera mejor jugador del mundo el año pasado y pieza clave en un club de la talla del Milan, puede dejarlo todo, tan sólo a los 26 años, para irse a un club menor seducido por el dinero.
Espero que el sentido común se imponga a Kaká, y que el brasileño anteponga los proyectos deportivos a los comerciales. El Manchester City, súbitamente enriquecido tras la compra por parte de magnates petrolíferos, es un club que pretende, como el Chelsea en su día, pasar de modesto a grande a golpes de talonario.
Ejemplos como la era de los galácticos en el Real Madrid sirven para demostrar que los títulos no se consiguen con zarpazos monetarios ni tampoco se pueden conseguir deprisa. El éxito se consigue con proyectos a medio y largo plazo para todos, para grandes y pequeños: El Barça necesita planificar el futuro, y nunca sería el proyecto que es ahora a base de talonario: ciertamente, los azulgrana tienen a Messi: pero el argentino se llevaba incubando unos cuantos años en la Masía: lo mismo que Xavi, Iniesta, Busquets, Puyol, Piqué y Valdés. Los grandes sí pueden reforzar posiciones a base de millones, como Dani Alves. Pero la base es un proyecto más profundo.
Los clubes medianos, como el Villarreal, demuestran que las cosas bien hechas pueden poner a un equipo de segunda división en semifinales de la Champions. Pero no han necesitado 100 millones en comprar a Kaká. Ha sido un viaje más largo y hermoso, plagado de ilusiones.
Esperemos que Kaká no sea seducido por el oro –que ya tiene suficiente- y que en su mente impere el bien del fútbol por encima de todo. Si se va al City por 100 millones y revienta el mercado, ¿qué pasará con los precios de los demás jugadores? ¿Qué aspiraciones tendrán los equipos más modestos?

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