"El suspenso fue terrible, porque hasta último momento pensé que se me podía abrir e irse afuera", confesó el goleador de Boca. Y no era para menos, la pelota recorrió 38,9 metros antes de convertirse en otro golazo de este jugador irrepetible. El portero rechazó un poco mal, pero sólo a un loco se le ocurre cabecear al arco desde la mitad de cancha.
lunes, 5 de octubre de 2009
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