martes, 15 de diciembre de 2009

Puritanismo, dinero y Tiger Woods

Se ha hablado mucho, muchísimo, de la doble moral en el caso Tiger Woods. Doble moral de todos: de Tiger, por supuesto, del puritanismo de la sociedad norteamericana y, por qué no, del de los medios de comunicación más serios, que no echan leña al fuego del escándalo pero se hacen eco de cada basura publicada por los tabloides. Y a las pruebas me remito.
Se ha hablado menos, sin embargo, de la relación del número uno del golf mundial con los anunciantes. La relación moral. Los contratos firmados por Woods con una decena de las empresas más importantes del planeta son secretos en sus condiciones económicas y legales, pero se basan en una imagen idílica del hasta hace bien poco hombre perfecto.
El apoyo expresado por los patrocinadores al inicio de esta crisis fue unánime. Perdida la imagen, Gatorade se va, Gillete dice que "rebaja" la presencia promocional de Tiger, Accenture quita una imagen del golfista de su web, and so on... ¿Y Nike? ¿Qué ocurre con el mayor contribuidor a la hazaña de Tiger de ser el primer deportista que gana 1.000 millones de dólares?
Porque la marca de Oregon juega con fuego: Tiger es la figura central de un sello que supone más de 600 millones de dólares al año en ingresos. Quizás, como .">argumentaba ayer mi admirado John Carlin, de lo que se trataba era, simplemente, de no vender una imagen idílica y ser más natural, ecuación que te lleva a ganar menos dinero pero a ser más feliz. No estoy seguro.

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